Vigreyos, 2010. Foto: J. P. Camps
Vicente Gomis Casasempere “Vigreyos” (Alcoy, 1935 – 2023) pertenece a la generación de artistas españoles que en los años sesenta del siglo XX deciden utilizar la materia cerámica como medio de expresión plástica, y que al profundizar en la línea de investigación ya abierta por creadores de la generación anterior como Llorens Artigas o Alfonso Blat, desembocan inevitablemente en la escultura pero manteniendo en sus obras referencias más o menos explicitas al recipiente funcional.
Vasija rugosa, c. 1972. Foto: Rafael de Luis
Torso, 1974. Foto: Rafael de Luis
No obstante esta reconocible coincidencia, tanto la trayectoria vital de Vigreyos como las características de su obra poseen rasgos peculiares y marcadamente diferentes que lo distinguen como creador ciertamente singular. En primer lugar cabe subrayar el hecho de que su formación artística se iniciase en Estados Unidos en el año 1961, y en segundo término también es necesario destacar que la casi totalidad de su obra la ha realizado en Francia -país en el que ha vivido y trabajado desde 1964-, pero en un lugar alejado de los centros de poder cultural; ya que él instaló su residencia, taller y sala de exposiciones en el château de La Coste, situado en el entorno rural del pequeño municipio de Noailhac, en el departamento de Corrèze.
Esta serie de circunstancias propiciaron que Vigreyos abordara el hecho creativo con una mayor libertad, al afectarle en menor medida el peso de la potente tradición cerámica de nuestro país y las influencias que emanaban de las escuelas de cerámica o de bellas artes, y del arte oficial tanto de España como de Francia.
Forma libre, 1975. Foto: Rafael de Luis
Vasija, 1990. Foto: Rafael de Luis
A caballo entre el expresionismo abstracto americano, algo atenuado, y el arte informal europeo, el quehacer cerámico de Vigreyos ha ido evolucionando al ritmo de las idas y venidas de sus constantes investigaciones materiales y estéticas, que casi siempre se sitúan dentro de una abstracción que cobra importancia por la forma de modelar cálida e intuitiva y por la explotación de la calidad material exclusiva de la cerámica de alta temperatura; con todo lo cual consigue crear obras de un cierto barroquismo y de una fuerte carga expresionista, tanto en sus esculturas como en sus recipientes.
Pero además de ceramista, Vigreyos también ha cultivado una paralela faceta de pintor que presenta evidentes similitudes estéticas con su obra cerámica, como son la no dependencia de la realidad para expresarse y una querencia por el tratamiento premeditadamente barroco de la materia, con empastes densos, superficies rugosas llenas de carga dramática y pronunciados relieves, que desembocan en el collage de objetos integrados en la pintura.
S/T (1978) · Pintura matérica, 65 x 53,5cm
Composición dividida, 2004. Foto: Rafael de Luis
En los últimos años su línea de trabajo se centra en las composiciones murales creadas a partir del ensamblaje de pequeñas piezas de porcelana o resina, en las cuales el juego de luces y sombras, junto con la repetición rítmica, son los protagonistas.
Josep Pérez Camps